El Gobierno nacional pretende regular los costos de las tarjetas de crédito y de débito e impulsó una investigación por abuso de posición dominante contra la empresa Prisma, que controla a Visa en Argentina.
Al lado de los carteles de promociones de pago con tarjetas de crédito en varias cuotas sin interés y del anuncio del Plan “Ahora 12”, la vidriera de una casa de tejidos -ubicada sobre Güemes- llama la atención con la oferta de comprar con un 35 y hasta 50 por ciento de descuento por el pago al contado. Sin embargo, la mayoría de las ventas se pagan con dinero plástico.
“Las tarjetas, ya sean de crédito o débito, son un mal necesario porque la mayoría de las ventas se pagan con plástico y en cuotas”, describió María de Liberati, comerciante del rubro textil y de bijouterie.
Aunque reconoció que la mayoría de las ventas se realizan a través del dinero plástico, se quejó porque “de una compra de 100 pesos, el comerciante recibe $84 y en plazos, dependiendo del banco en cuestión” y estimó que “de 10 ventas, 8 se pagan con tarjeta”.
Asimismo, Liberati analizó que “mucha gente prefiere el uso de la tarjeta por cuestiones de seguridad, ya que optan por no andar con muchos billetes encima, y otros porque sino no podrían acceder a esa compra porque no tienen el total de ese monto”.
Según contó la empresaria, en sus locales “siempre se trata de motivar al cliente para el pago en efectivo”, apelando a “descuentos, promociones o incluso al 2×1”.
“Hay mucha gente que entró en la rueda de financiación con las tarjetas de crédito -describió- y ahora se les hace difícil salir. También es cierto que muchas veces si no tenés tarjeta no vendés”.
Legislación
Además del proyecto del Gobierno nacional, en el Senado de la Nación están tratando un proyecto de ley presentado por Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) que tiene la misma finalidad: reducción de las comisiones que se les cobra a los comerciantes por el uso de las tarjetas. Para las de crédito la idea es que bajen del 3 por ciento al 1,5 por ciento, en tanto que las de débito se reducirían del 1,5 por ciento al 1 por ciento.
“Hay que estar atento a ver qué pasa la semana que viene, porque el Gobierno no quiere que salga la ley, sino que la reducción se haga a través de una regulación del Banco Central”, explicó el presidente de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP), Raul Lamacchia.
Aunque la finalidad es la misma, el dirigente empresarial detalló que “si sale por ley es de cumplimiento obligatorio, en cambio, a través del Banco Central se puede modificar por negociaciones entre bancos”.
En la verdulería ubicada en Güemes entre Castelli y Alvarado no trabajan con tarjetas, ni de crédito ni de débito.
“Nuestro rubro es muy del día a día. Porque toda la materia prima la compro a la mañana en el mercado y el precio es muy fluctuante, ya que depende de la oferta y la demanda y de la estacionalidad, entre otras variables”, explicó desde detrás del mostrador, Gustavo acompañado por Cristina.
Precisamente por tratarse de materia prima perecedera es que “no podemos absorber los gastos administrativos de las tarjetas, porque los tenés que cargar a los precios finales. Por eso no trabajamos con tarjetas”.
“La verdad -añadió la mujer- es que muy poca gente nos preguntó si atendíamos con tarjeta. Se sabe que en este rubro es todo cash”.
Plástico
Desde la vereda de enfrente, Victoria -vendedora en una cadena de tiendas de ropa con sucursales en distintos puntos geográficos de la ciudad- aseguró que “si no atendemos con tarjeta, no vendemos nada”.
“La mayoría de las ventas -describió- se hacen con tarjeta de crédito y en la mayor cantidad de cuotas sin interés. El débito por ahí se usa menos. Y con lo que trabajamos muy bien, de jueves a domingo, es con el Plan Ahora 12. Hoy muy pocas compras se hacen en efectivo”.
José Luis es propietario de un comercio de cuadros en el centro comercial Güemes y atiende “con tarjeta de débito, porque no tengo cuenta corriente. En realidad acá se maneja todo con efectivo, pero puse el débito para ofrecerle un servicio más al cliente”.
Ese mismo sentido, llevó a los propietarios de una parrilla de la zona de Alem a trabajar con dinero plástico.
“Desde 2014 hay tarjetas, es parejo entre el cash y las tarjetas, pero bueno, es un servicio más que se le ofrece al cliente”, explicó Gastón.
En la misma zona geográfica, y en el mismo rubro, Diego aseguró que en la parrilla que trabaja se manejan “únicamente con efectivo. Los clientes ya saben que es así, aunque en vacaciones o durante los fines de semana largo, que hay más turistas, por ahí se sorprenden. Pero no nos conviene porque nos cobran demasiado y nos hacen descuentos por todos lados”.
Desde la UCIP reconocieron que “no es obligatoria tenerla. Muchos dicen que es para no facturar todo y otros porque no pueden absorber las retenciones y no les da el margen”.